Taller para perfeccionar un guión.
- Montserrat Cornejo
- Apr 3
- 6 min read
Updated: Jun 20
Leo este título de la convocatoria al taller, en la story de Facebook de Itzel Lara, escritora, dramaturga y guionista de grandes series y películas, quien impartiría dicho taller y a quien admiro desde que la editora con quien trabajaba ilustrando portadas de audiolibros me dijo: mmm, ya sé a quién presentarte. Me envió un link con el perfil de Facebook de una mujer con buen estilo, mirada profunda y un chingo de mundo interno y textual, que afortunadamente he podido ver en teatro, cine y ahora en un aula de la FES Acatlán.
Abril, mi editora, me envió con ella cuando, por allá del 2020, le conté que tenía la inquietud de escribir. Soñaba mucho, y francamente soñaba bien raro. En ese entonces no lo podía confirmar, pero sentía que la escritura resignificaría muchos de mis traumas. Le había contado del pinche taller de los Mandokianos, que en su primera fase fue algo muy bueno y en su segunda edición me hizo no querer volver jamás. Ahí descubrí que no me gusta dirigir, me choca estar lidiando con los egos de los actores y más con el de Gloria Izaguirre a quien nunca pudo, en sus palabras: dejarse dirigir por una escuincla diseñadora de la UNAM, sin experiencia en cine; cierto, pero también es cierto que la señora nunca pudo memorizarse ni una sola línea del guión. Ni tampoco pudo decirme sus opiniones de frente, que llegaron como chisme de pólvora a mis oídos. Pero ya saben cómo son las actrices de apuntador, ego largo y memoria bien corta.
Pero regresando a esos talleres, había tomado dos. En el segundo vi que definitivamente o quería ser directora de cine, lo mío es ser guionista, y en el primer taller, como todo en la vida a lo que una llega virgen, fue una experiencia clave, confrontativa y catártica con mi vida personal. De ahí salió un guión que escribí con tanta agalla y entraña que, qué curioso, trataba sobre una niña caníbal. Una niña caníbal que se comía a su mamá. Porque claro, si yo fuera personaje principal en este mal contado guión llamado vida, tendría la simpática huella de los mommy issues. La huella del dolor y la violencia.
Llámese obra, cuento, ensayo, pintura, guión y hasta lloradera en el psicoanalista, todo gira en torno a mi mamá. Hasta ahora creo que he podido hablar mejor de ella y llevarnos mucho más ameno. Tras la muerte de mi abuela, ya no nos peleamos como antes. Sí creo que el verdadero dolor y el duelo arrancan las ganas de pelear a lo pendejo. Pero bueno, aquí no hablaré tanto de la muerte de mi abuela, Doña Margarita, para eso está mi único cuento publicado y otras cosas que ya he escrito.
FECHA LÍMITE PARA ENVIAR TU PROYECTO: 26 DE MARZO, volteo con nervio. amirar mi calendario, dice 26 de marzo. Respeto tanto a Itzel que no le iba a mandar algo sacado de la manga y echo puramente con las patas. Así que le mandé a la caníbal, un guión que me surgió por allá del 201, en ese taller de guión de Luis Mandoki, un guión que salió de nuevo en mi diplomado de escritura, un guión que no he podido soltar. Dicho guión se ha modificado: ya no se come a la mamá, sino a la abuela. Ya no es una niña que se mea, sino una adulta que no puede coger, con una sexualidad (y muchas otras cosas) castrada. Lo seleccionaron, a mi guión y a mi caníbal.
No pensé en lo chistoso que sería volver a pisar un aula ni en lo absurda que me sentiría rodeada de la juventud de México y jóvenes promesas del cine, siendo yo una diseñadora de 32 años que ya vivió en Playa del Carmen, sobrevivió a un parásito por 12 años, se separó del parásito, regresó con su abuelo, luego vivió sola, tiene dos perros, varias canas y ya le da sueño a las 8:30 p.m.. Ojalá los jóvenes fueran consientes de que imponen, creen que no tienen la claridad ni tienen tiempo. Están bien equivocados. En mi salón está Imanol, un morrito de cabello largo, lentes retro y vestimenta muy indie, está Andrea, la más bonita de la clase, me choca que pida perdón todo el tiempo y le dé pena hablar en público porque es brillante, pero la entiendo. Después está otro niño, siempre lleva chanclas a la escuela, habla extraño pero me gusta mucho escucharlo, y que lo hagamos sentir visto.
Chido que ahora volví a pisar la Facultad siendo una Montserrat bien distinta. Brillante... a veces. Equivocándose... a veces. Intentando lo que quiere...siempre. Ya no había nada que esconder, o negar, o pretender. ¿O sí? Respeto mucho a los jóvenes porque, aunque no lo saben, imponen demasiado. Por un momento pensé: tengo la fortuna de que siempre me dicen que me veo más chica, pero ¿me alcanzará para que ninguno de estos muchachos me mire y no piense: qué hace esta ruca aquí, qué patético querer aprender a escribir a los 32. Y después recordé que al ego no le gusta aprender, ni que le digan que no lo sabe todo.
Al día siguiente, según yo, me puse mi look más jovial: camisa de cuadritos azules, botas largas, mini falda de mezclilla y casi nada de maquillaje. Seguramente me veía igual de treintona, pero me sentí cómoda, y eso me permitió participar en clase. Leí lo que escribí. Me temblaba la mano, claro. Siempre soy buena para hablar en público, pero nunca para leer en voz alta. Mucho menos lo que escribo. Mucho menos en circunstancias imaginariamente catastróficas. Para mi sorpresa, gustó mucho lo que leí. Solo quise esconderme porque me estaba dando un ataque de risa. Me hizo gracia haberle ganado a mi ego y recordar que siempre es más interesante vivir los miedos fuera de tu cabeza que quedarte a salvo en ella.
Quiero finalizar este texto con el riquísimo sándwich que me estoy comiendo frente a la biblioteca mientras escribo. Estoy rodeada de jóvenes futuros abogados que devoran con premura sus tortas de pierna porque seguro ya les toca la siguiente clase. Miro los cortes de cabello de los chavos, el famoso "corte Peso Pluma", sus caritas tan jóvenes, sus pieles que sudan colágeno. Pienso en que yo me veía así y me creía tan grande. ¡Qué rico que el dinero ya no me sea un problema! Recuerdo cuando Montse tenía que decidir entre una chapata digna de pechuga de pollo o una hamburguesa de El Cuais por 20 pesos, porque había que comprar materiales para la escuela. Diseño no es barato. Por eso me da gusto mi trabajo, tengo un buen sueldo y con una vida bien digna. Estoy tan cómoda, tan cómoda que siento que eso va en contra de mi naturaleza jaja, por eso ahora me aventuro a escribir.
Los pasillos de la escuela poco han cambiado, entro al baño y sigue sin tener papel, siguen sucios los lavabos y hasta ¡chistoso! sigue roto el mismo dispensador de jabón del baño de Talleres. A la UNAM le sigue valiendo una mierda nuestra salud básica. Lo único nuevo (y bastante esperanzador de ver, confieso) es la caja de tampones y toallas sanitarias, disponible para todas, con un letrerito morado que dice: Si lo necesitas toma una y regresa otra con amor. Aquí estamos para todas. Qué reconfortante ver que la sororidad la rompe en un lugar tan poco fecundo como un baño de la UNAM, así como una flor en pavimento.
Montse universitaria también ha cambiado, te recuerdo cómo eras y te abrazo. Con tu pelito corto, tus ganas de comerte el mundo. Estoy orgullosa de ti, chaparrita. Y tenías razón cuando le dijiste a la pendeja maestra que cómo era posible poner como tarea pegar papel lustre sobre un soporte Gilbert, el cual costaba mas dinero que un papel cascaron, que bien podría servir para cumplir con la tarea por un precio mas razonable, le dijiste que era absurdo y remataste con un “claro, como a usted no le cuesta”.
Estoy orgullosa de todo lo que pudo parecer un error: invertir tanto tiempo en una relación mediocre, luchar porque tu familia te mirara, llorarle tanto a tu madre su ausencia. Hoy te spoileo que ya estamos en otro lado. Estás soltera, pero no es una tragedia. Sabes irte a la primera señal de maltrato. Escuchas tu instinto. Tu mamá te respeta y está presente a su manera. Ya no la necesitas. La comprendes. Ya no te duele, y por eso ahora puedes amarla y estar con ella. Tu familia de origen se redujo, pero tu familia elegida nació. Tienes a tu mejor amiga Claudia que te está esperando en la puerta de la escuela, tienes a tus dos maravillosos perros que también seguro te esperan en la puerta de tu casa, pero sobre todo tienes a Montserrat adulta a cargo, que construye o tira puertas si es necesario, porque su hogar es ella misma.
Te amo. Ahora sí, ya estamos escribiendo.
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