Tomar el cambio como si fuera una ola.
- Montserrat Cornejo
- 10 may
- 11 Min. de lectura
Boleto de avión: Cancún. Destino: Playa del Carmen. Sin boleto de regreso, sin idea de lo que pueda encontrarme, con el tan conocido dicho en la mente: Playa te adopta o te aborta. ¿Qué pasará conmigo ahora, cuando mi aborto fue por decisión propia? Hace 2 años que me salí de Playa y recuerdo haberme ido con una tremenda sensación de abandono, mi versión más oscura, una soledad que no le deseo a nadie y un bornout de aquel trabajo que en mis historias de IG se veía maravilloso y dejó de serlo. Una relación hecha añicos y yo más rota y chiquita que el más diminuto de cualquiera de sus pedazos.
Así que esta vez fue fuerte regresar aquí. Cabe mencionar que ahora llegué por mi cuenta, por lo regular alguien iba por mi al aeropuerto, me ofrecía su casa, me solucionaba las cosas más básicas. Y claro, aunque eso es tremendamente menos cómodo, está muy rico hacer las cosas con una misma, para una misma y sin avisar a nadie. La experiencia del hostal es algo que recomiendo vivir por lo menos alguna vez en la vida, si bien tienes momentos de poca privacidad, amplías el espectro de la convivencia humana donde todos tienen sus modos, hay historias que se parecen a la tuya, se arman bohemias de la nada, peleas de la nada, la cocina huele a diferentes guisos ( unos africanos, otros del sur de Europa, muchos argentinos, en serio che...demasiados argentinos ), y conoces que no todos son tan boludos como te cuentan. Te vuelves observador, en mi caso me gusta contemplar las manías de todos, qué interesantes somos los humanos cuando no nos sentimos observados. Me gusta como aquí no importan mucho las poses, da igual lo que estudiaste o qué te dedicabas en tu ciudad, aquí todos hacen de todo un poco, tienen más de un trabajo; hay quien es bar tender entre semana y domina el fuego en malabares los domingos; otros le pegan duro a la guitarra y cantan, hay quienes viven aquí a cambio de trabajo, el famosísimo voluntariado y hay quienes no tienen ni puta idea de qué hacer con su vida pero que van fluyendo. A mi cada una de esas maneras de jugar la vida me parecen válidas, confirmo para bien, que el ser humano no está diseñado para dedicarse a una sola cosa y que no todo debe hacerse en un horario de 8:00 a 17:00. Hay muchísima vida con o sin título universitario, hay más allá de los cubículos de oficina y no es que esté romantizando ser una corporate babe por la mañana y hippie de playa por la tarde (que mi trabajo me ha costado) simplemente tenemos tantas habilidades y tan diferentes, que no tiene que estar peleada la gimnasia con la magnesia como diría mi abuelita, podemos dedicarnos a lo que sea siempre y cuando ese trabajo dignifique nuestra existencia y que a lo que sea que nos dediquemos, ojalá tenga que ver más con un propósito que con un sueldo.
Vine a llorar al mar. Esa fue mi respuesta cuando uno de los chicos del hostal me preguntó qué habia hecho hoy por la tarde. Al principio me daba mucha pena admitir y por supuesto contar, que en un lugar tan paradisiaco, donde la respuesta regular sería que me fui a echar una chela en la playa, nadé en un cenote o que vibré alto en el azul turquesa de Tulum, yo me había ido a consolar al mar. Que francamente no la estaba pasando tan bien y que quizá no había sido tan buena idea venir aquí sola por las tantas cosas que me toca re-significar. Tarea complicada, pero que creo hasta ahora va bastante bien. Llegué aquí furiosa porque todo me recordaba a mi ex y lo perro ingrato que pude acomodarlo en mi cabeza, después me di cuenta que caminaba distinto, caminaba libre y me sentí en casa tras una lloradita donde todo se limpió en el mar, aquí lloré todo lo que no pude durante un año, donde tuve que sobrevivir porque si no la ansiedad me carcomía, no me di el tiempo de sentir y es algo tan rico que he podido experimentar en Playa del Carmen. Aquí todos se van rápido, aquí casi nadie te conoce y para mi ese es el escenario perfecto para dejarme sentir. El caso es que por ahora, tras pasar tantas etapas y procesos, me encuentro solidificando mi espiritualidad.
Siento todo y siento demasiado, por eso necesito vivir cerca del mar, es un hecho. Además de venirme a limpiar de vez en cuando, juro que no hay sensación igual a la de irse internando en el océano. Sólos tú y tu mente, la respiración, tus piernas, el presente, el cambio impredecible de la ola y nada más. A mí personalmente me encanta el mar y al mismo tiempo me da miedo lo chiquitita que me siento frente a él (sí, aunque pienso que el agua tiene energía femenina, el mar lo siento más un él ); y su incertidumbre me da miedo, un poco no sé si me va a tragar, o si me va a revolcar, siento que de la nada llegará una corriente y me va a arrastrar o si me dejo llevar puede ahogarme. Quizá así me siento en la vida y con los hombres. Y abusando un poco de la palabra internar, sí siento que ir al mar es como acudir al hospital, pues al mar le he contado mis cosas, le he dicho lo que ya no necesito y me lo extirpa, voy enferma y me repara. Me ha visto jugar con mi abuela desde niña, me permitió tomarla de las manos y ayudarla a nadar en Puerto Vallarta, me ayudó a aceptar su muerte en un atardecer de Holbox, y ahora me ha hecho aterrizar mi espiritualidad. He sentido el agua en mi sexo y especialmente en el útero. Puedo decir que el mar me pone, me dan unas tremendas ganas de amar y la a vez me ayuda a maternar mi niña interna, me conecta con ella. Supongo que esto es esperado en mujeres como yo, que pues de entrada nací Escorpio, entonces para mí todo tiene que ver con el agua, la pasión y la intensidad, la emoción profunda y la necesidad de transmutar oscuridad en luz.
Muchas veces me resisto porque no es placentero, sentir un ciclón por dentro, es francamente agotador. Alguna vez me dijeron que mis energías radicaban mayormente en Plutón y en Quiron, aún si tu no crees en nada de eso y quizá yo me mantenga un poco snob, me hace algo de sentido. Estar muriendo a cada rato para renovarte no es el mejor estilo de vida, pero alguien tiene que hacerlo. Vamos, es humanamente transformador. Así que hoy te vengo a hablar que escribo esto un día antes de la luna llena en Escorpio, cerca del mar, con la voluntad de ponerle orden a toda la información que he recibido para compartirla contigo. Y que ojalá algo te resuene y te pueda funcionar.
Primero que nada, las circunstancias son como las olas, dotadas de temporalidad así que nada es fijo y nada es para siempre. Contempla lo impredecible de la ola y más que comprenderla, déjate morir en ella, suelta toda resistencia. El descontrol tiene su magia, también lo estoy aprendiendo no te preocupes. Siempre me he preguntado que hubiera pasado sí a muchas cosas, y eventualmente me doy cuenta que tarde que temprano cualquier eso, se hubiera acabado. Nadie nos enseña a confiar en el rumbo mismo de Dios y de su universo, nos programan a sustentarnos en la fuerza de nuestra individualidad, obviando el poder de la naturaleza, sobre poniendonos malamente en la cima de una pirámida a la cual jamás le vamos a ganar. Dios no necesita dar explicaciones aunque nosotros las busquemos incesantemente. Es como perseguir un queso que jamás vamos a alcanzar y aún así preocuparnos de que alguien nos lo robe. Ser humano, para mí, implica la capacidad de decidir libremente, aún con la latente posibilidad de equivocarse y estar en paz con ello.
Y hablando de individualidad, quisiera decirte que paradójicamente todo está conectado. Quizá no parezca lo mismo el agua de Cozumel que la de Puerto Vallarta o Puerto Escondido, pero todas nuestras aguas en algun punto se encontrarán, y a su vez necesitan separarse. Así como el inconsciente colectivo vive contectado y diversificado entre todos. Por eso trata de tener las interacciones lo más limpias que puedas, selecciona a tu gente, aún si esta no es tu familia, no busques esforzarte por encajar, por agradar, por ser visto o amado, entre más leal seas a ti misma o mismo, tu propia gente te encontrará; que tu energía sea un faro y nunca un puerto donde todos vayan a descargar en ti lo que no necesitan; mantente lo más cuidada (o) que puedas; Date el tiempo de recargar tu batería social, y si sientes la necesidad de aislarte, hazlo. Todos estamos interconectados sí, pero nunca a costa de descolocarte de tu centro, de tu propia agua. Eventualmente las aguas vuelven a sus playas, así como siempre necesitas regresar a tí.
Si sientes mucha energía negativa de la nada, (enojo, angustia, miedo, incertidumbre, confusión, pesadez, cansancio, caos, etc.) invita a esta energía a platicar. A mi me ha servido diseccionar lo que siento y donde lo siento. ¿Qué siento en mi cabeza, qué siento en mi garganta, qué siento en mi pecho, qué siento en la panza, qué siento en el sexo, qué siento en mis piernas, qué siento en mis pies? Y no te frustres si encuentras contradicciones e incongruencias. Recuerda que es el terreno perfecto para que (como en la dialéctica), tus propias oposiciones generen ideas nuevas, integrales y de equilibrio, donde necesitas oscuridad para reconocer tu luz, o enojarte para lograr la calma, o quizá la soledad para encontrar una mejor compañía...¿me entiendes? nada es lineal, ni simplista, ni perfecto. Y algo que me ayuda a generar un equilibrio y centro es justo eso, separar lo que siento en cada una de mis partes y traer al foco a todos, invitar a la fiesta a mis demonios, que no son más que discursos aprendidos que ni siquiera son míos. Y así encontrar mi voz auténtica, acercándome más a Dios, pues no puedes vencer la oscuridad huyendo de ella, ni puedes conquistar tus demonios internos ocultándolos del mundo. Para vencer la oscuridad, debes traerla a la luz.
Otra cosa de la que quiero hablarte y he podido aprender aquí, es del poder de la feminidad y el linaje. Pues mientras más alineada la feminidad, más curación trae a este mundo, pero mientras más herida esta se encuentra, más tensión y destrucción genera en el ambiente. Por lo que traigo un poco a este texto, la dualidad de la feminidad representada entre la diosa Parvati (divinidad de la fertilidad, la belleza, el matrimonio y las artes) y su alter ego la diosa Kali, relacionada con la guerra, muerte y destrucción. En México los mayas tenemos a la diosa Ixchel, asociada con la luna, la maternidad, la fertilidad, los nacimientos, la medicina y las artes femeninas. Por lo que es importante instruirnos en el arte de sanar nuestra feminidad, ser conscientes de qué pasa cuando no lo hacemos y que cada una de sus partes tiene un diseño y beneficio divino. Menstruar no es un estorbo, ni una condena de Dios por haber roto sus reglas, es simplemente la manera de alinearlos con la luna y nuestra deidad interna, de tocar las puertas de la introspección y tomar esto con un descanso y templo donde orar será una de las mejores herramientas. Conectar con nuestra creatividad y capacidad de dar vida interna. Te invito a que si tienes la oportunidad conozcas un poco más de tu ciclo mennstrual y lleves un diario personal al respecto, para que te conozcas y puedas focalizar este poder para crear lo que tu propósito te dicta. Y si eres hombre, puedas ser un Shiva o compañero de paz, que sepa rendirse ante el poder de su mujer de una manera digna y empática. Sin anteponer el ego, abriéndote al amor de la energía expansora de tu mujer y tú mujer, sepas habitar tu cuerpo y comunicar a tu tribu tus necesidades. Dar vida es un regalo, contar con un útero es algo sagrado, honralo, toma el sexo como un acto creador y nunca como algo transaccional, insignificante o de consumo. De verdad, dejar entrar a alguien a tu portal de vida sagrado no debe ser tomado a la ligera, así como tampoco debe ser tomado a la ligera el acto de descodificar tu feminidad. Saber qué dolores fueron albergados desde tu nacimiento, pues tus ancestras, igual que las mías, nos han heredado patrones, dolores, miedos, talentos, creencias, caminos. Preguntarte un poco acerca de ello, puede brindarte la llave hacia el autoconocimiento y eventualmente a la liberación.
En mi caso es verdad, quisiera decirte que es sencillo nacer con la responsabilidad de eliminar patrones de familia, pero no es así. Muchas veces me he preguntado por qué caigo tan mal sin siquiera decir nada, mucha gente me molesta, o rechaza, se incómoda conmigo o incluso agrede mientras yo simplemente existo y hoy tengo una respuesta para eso. Las mujeres que nacimos con esta misión / magia / carga / poder, vamos a despertar las heridas internas del otro, sin ganas de querer hacerlo, pero cuando un espíritu tiene ese nivel de sanación y de consciencia, será percibida como un peligro, pues nadie quiere hablar de sus heridas, ni verse expuesto o ridiculizado, mucho menos mostrarse vulnerable o débil. Así que si algo de esto te resuena, te juro que no lo digo yo, me ha sido dado, me hizo mucho sentido cuando lo escuché y por eso lo comparto. Si te hace sentido no te asustes, no te deprimas, acepta que nuestro lugar, aunque incómodo es poderoso, y que lo que más te duele se va a convertir en tu mejor arma, por ejemplo en mí, que siempre me he deprimido por sentirme sola, hoy encuentro en la solitud el espacio y volumen necesario para escuchar todo esto, para mirarme, poner el foco y centro en mi y ya no tanto en los demás. Aprendí a validarme por mi cuenta, a caminar con mis propios pies y proveer con mis manos y aprender a contemplar en vez de siempre querer protagonizar. Como suelo decir: no a todos les voy a gustar, no con todos voy a querer estar, ni todo va a funcionar, eso consigue que las conexiones se vuelvan más genuinas y pueda sborear más rico la compañía amorosa y verdadera, lugares donde puedo ser yo, estar cómoda y no me tengo que esfozar por encajar. Y hoy te puedo decir que gracias a Dios ya amo diferente, no me da miedo si alguien se va, no pretendo forzar que alguien me elija, doy lo que hay, es lo que es y como dije anteriormente, siendo fiel a mi misma, mi gente me encontrará.n Para qué voy a finjir ser una persona que no soy con tal de que alguien no se vaya, para qué voy a seguir insistiendo donde no me quieren, por qué habría de complacer a todos siempre con tal de que no me señalen como "la mala". Ser villana es un lugar incomprendido, pero muy liberador.
Y lo último que hoy puedo compartirte es que experimentes, el universo premia la acción. La cautela es buena pero cuando se convierte en indecisión es muy innecesaria, estorba. Como aprendí hoy en mi clase de guión, te vas a hartar incluso hasta de lo que más te apasiona por el simple hecho de dedicarte a ello siempre. PEro eso no significa que hay que postergarlo o evadirlo, eso que tu buscas también te está buscando, por qué no darle una ayudadita a ello. No le eches ganas, échale tiempo, eso que quieres hacer empiezalo ahora, sea escribir, estudiar, hablarle a alguien, mirarte al espejo, levantarte de la cama, ducharte, lo que sea...hazlo. Que la luna llena en Escorpio te encuentre dispuesta (o) a renovarte, que te de el impulso de traer a la luz eso que te está gritando en el insconsciente, aprovecha esta oportunidad de la luna para sincerarte contigo, deja de fingir que no lo sientes, eso que quieres por el amor de Dios ya hazlo y deja de preocuparte sobre el control en las consecuencias.
Te abrazo mucho y la misma luna nos mira a todas (os).
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